domingo, 30 de mayo de 2021

Escribo un poco

ENCONTRADOS.

 

Allí todo era infinito. 

Cuando el farol se ahogaba entre sus sombras, en la última posta y justo frente al desierto, aparecía ella. Dejó de lado las gubias entre virutas y le preguntó: - ¿Ya pensaste en que es probable que surja algo de todo esto? Y señaló a la enorme noche. - ¿Dulce o amargo? Él ofreció un mate y le confesó que solía perderse entre las líneas, tallas y risas. 

Ella lo observaba detenidamente, intentando no dejar entrever que se inquietaba con solo posar sus ojos. - Está muy rico. - Me alegro, le dijo extendiendo sus dos manos para recibirlo. El tiempo se detuvo y por un instante se perdieron en sus ojos.  

La luz dejaba ver la silueta de la llama que había prendido. Ya nada podría con el crepúsculo de sus emociones. Y así fue el comienzo, sobre el final de esa noche. Todo era un tiempo sin tiempos... Nada más faltaba, tenían la certeza de este nacimiento. 

El tiempo, para entonces, se rendía ante tanta belleza y ellos también...eran las hojas de los álamos que el viento traía desde el sur. Amanece. Las hojas atisban los primeros rayos y en sus manos persisten aún las sensaciones. - No te vayas … le susurró al oído, - aún hay tiempo y te necesito. Las horas habían transcurrido insomnes, envueltas de aromas, esos que persisten al deseo. -No puedo quedarme …te llevo conmigo le dijo, mientras cubría su desnudez. La observaba con resignación.  

 

Afuera la diaria del trajín, cargaba su equipo para cubrir las novedades. Le esperaba otro día difícil. 

Era la constante de estos últimos meses. No tuvo tiempo de ducharse y llevaba la impronta de esa noche.  

Sobre el correr de las horas tuvo que hacer un alto y descalzarse en el parque, necesitaba un cable a tierra. Por un breve lapso pudo hallar el silencio y recuperar su eje. Luego siguió su camino de rutinas. 

¿Cómo será tu día? Se preguntaba mientras revisaba las fotos que había tomado. Esta hoja es para vos, se dijo. Como si lo escuchara. Quería encontrar la forma de hacerle llegar sus pensamientos. El viento sonda lo interrumpió. Levantó la vista y llenó sus ojos. Luego, siguió su camino. 

Para ella el día también fue la constante de los últimos tiempos. Apenas pudo detenerse por unos mates. Mientras cebaba uno tras otro se perdió un rato en el recuerdo, dibujándose una sonrisa en su boca. Hacía rato que no sucedía. Se sonrojó recordándolo. -¿Qué estarás haciendo? Dijo en voz alta.  

Tomó sus gubias y siguió tallando. Necesitaba concentrarse en ello. Soñar despierta la aleja de sus obligaciones y necesita ocuparse sin concesiones. No son tiempos para perderse. 

Prendió otro cigarrillo, maldiciendo su debilidad, se había prometido dejar de fumar. De hecho, lo había logrado por un par de años. Algunas complicaciones dolorosas dieron por tierra sus determinaciones.  

Sos débil se dijo y la rabia le anudó la garganta. Se encogió de hombros y siguió la tarea. Necesitaba terminar de devastar el taco e imprimir, aunque sea la prueba de estado. Si no, no llegaba con los tiempos para participar del salón. Era otra oportunidad para acceder a un premio. Alguna vez se tiene que dar, se dijo.  

Insiste, sabe que no depende de lo mucho que se esfuerce en la técnica ni en el mensaje.  La decisión del jurado es una lotería. Vaya uno a saber que los rige para elegir una obra en vez de otra. Le basta con ver la selección del concurso para pensar en ello. Y puede, alguna vez obtener el pleno. Hay que seguir, se dijo. ¡Al menos tenés el disfrute del hacer, que no es poca cosa!  Entre batallas, conquistas y desamparos había llegado hasta aquí.  

Tiene descendencia y eso le colma el corazón y el amor se había asomado a su ventana a pesar de todo. Como ahora que se encuentra tras estas líneas intentando perpetuar los recuerdos.  

 

 

Sonó el celular, el tintineo del chat le indicaba la continuidad de la charla.  

Allí estaban dispuestos a compartir ...se les había dado seguir la charla conforme pasaran las horas, que fueron días. Necesitaban decirse tantas cosas…. - Buenas...cómo fue tu día? - Largo, atinó a decirle - no pude dejar de pensarte. - Para mí también lo fue, tranquila. 

Rieron juntos, necesitaban descomprimir un poco las inseguridades. Había sido todo tan repentino que los tomó por sorpresa. 

Se ve que coincidieron ambos en bajar la guardia. Y al paréntesis de lo diario, en donde solían refugiarse, confluyeron los sueños deshojando los velos. Eran los mismos que los visten acorazados. 

 Había que sobrevivir, nadie resiste por ahí mostrando sus despojos. 

No hay comentarios: